Caminaba mirando al suelo. Como es costumbre en mí cuando camino inmerso en mis más vulgares pensamientos. No sé porqué levanté la cabeza para mirar al horizonte y fue en ése momento que, como por arte de magia, entraste en mi vida. Lentamente fuiste apareciendo en la esquina. Caminabas hacia mí y yo comencé a flotar hacia ti. Unos 50 metros de trayecto nos separaban, pero nuestro encuentro era inminente. Sólo había que saber esperar.
Mi corazón se aceleraba a medida que la distancia se acortaba y podía ver mejor tu rostro. Venías como perdida en otro mundo. Como esas personas que deambulan tratando de solucionar mentalmente sus problemas. Esa expresión me hizo pensar que lo nuestro nunca podría ser. Pero entonces ocurrió el milagro, lo inesperado: me miraste. Por un segundo, o quizás menos, pero me miraste. Nuestras miradas se cruzaron y en ése instante el tiempo se detuvo. Nuestras miradas se cruzaron y por un instante fuimos uno.
Nos cruzamos y, a pesar de lo mucho que me hubiese gustado, nuestros hombros no se tocaron. Nuestras manos no se rozaron.
Nos cruzamos y pude sentir tu perfume, que flotaba en el aire, diluirse a medida que nos separábamos.
Caminaremos el mundo. En otras veredas encontrarás otros, y yo encontraré otras. Pero ya no será lo mismo. Lo nuestro fue especial. Lo nuestro fue distinto. Lo nuestro fue único.
Lo nuestro fue efímero, pero perfecto. Lo nuestro no fue, y si fue. Lo nuestro es el verdadero y único amor eterno.
2 comentarios:
Amor eterno en una forma introspectiva, tambien me paso de enamorarme de una señorita al pasar por la calle, de imaginar en cuestion de segundos historias diferentes y emotivas...
Un reflejo mas de la soledad urbana y del aislamiento de las personas hoy por hoy (o por lo menos yo soy asi...usted tambien don Lucho?).
PD: en mi defensa por post anteriores...solo reemplaze la "qu" por "k"...me parece mas...rapido?
Lo mío mas que producto de la soledad urbana es fruto de mi imaginación incontenible. Es un buen pasatiempo cuando voy por la calle ver señoritas, y algunas de esas señoritas despiertan mis instintos, los más nobles y los más perversos.
Digo que no es producto de la soledad urbana porque lo hago estando soltero o de novio. Claro que no lo hago cuando estoy con ella. Hay que tener un poco de discreción, che!
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