domingo, 20 de julio de 2008

Las hetairas

Tenemos a las hetairas para el placer, a las criadas para que se hagan cargo de nuestras necesidades corporales diarias y a las esposas para que nos traigan hijos legítimos y para que sean fieles guardianes de nuestros hogares.


Demóstenes (384 a.c. - 322 a.c.)


Cómo y cuándo se originó no se sabe a ciencia cierta, pero existen archivos muy antiguos que dejan constancia de la existencia de la prostitución en el siglo V ó VI a.c.


Algunos pueblos antiguos, como el griego, diferenciaban a las prostitutas del resto de las mujeres, dándole mayores privilegios.


Las hetairas, o heteras, eran prostitutas muy bellas y con un alto nivel de educación, en una época en la que las mujeres eran consideradas como un mal necesario que sólo servían para procrear y no recibían ningún tipo de educación. Algunos historiadores aseguran que algunas hetairas recibieron funerales con mayores honores que muchos hombres de estado. Las hetairas servían como damas de compañía y también prestaban favores sexuales.


Estas mujeres, por su belleza y educación, llegaron a acompañar a filósofos, artistas y políticos muy influyentes en la antigua Grecia. Aspasia fue compañera de Pericles, y hay quienes dicen que ella tuvo mucho que ver en las decisiones del político y orador ateniense.


Friné era vendedora ambulante y pastora, pero su belleza cautivó a un hombre que la llevó a Atenas para que pudiera estudiar en la escuela de hetairas. Luego Friné se convirtió en la amante y musa inspiradora del célebre escultor Praxíteles.


El artista quiso regalarle a su compañera una de las esculturas que había hecho como forma de pago por sus servicios. Friné no entendía de arte y no sabía cuál de las esculturas elegir, por lo que ideó un plan para tomar la decisión. Pidió a un criado que durante la cena entrara al salón gritando que el estudio estaba en llamas. Al escuchar ésto Praxíteles pidió que salvaran la estatua de Eros, y fue justamente ésa escultura la que Friné pidió. Luego la hetaira entrego dicha pieza a su ciudad natal.


Por su belleza, Friné fue comparada constantemente con la diosa Afrodita, lo que provocó que fuese acusada de impiedad, el mismo cargo por el cual Sócrates fue condenado a muerte. El defensor de Friné fue Hipérides, uno de los mejores oradores de la época. Aún así, los argumentos esgrimidos por el defensor no lograban convencer al jurado para absolver a la acusada. Como último recurso Hispérides hizo que Friné se desnudara frente a todos para demostrar que su belleza era comparable con la de una diosa. El jurado, casi sin deliberar, decidió absolverla de manera unánime.


sábado, 5 de julio de 2008

Mitos modernos

"¿La definición de mitología en una oración? 'Mitología', es lo que llamamos a las religiones de otras personas"


Joseph Campbell (1904 - 1987)


Los videntes declararon que para tener para aplacar la ira de la diosa Artemisa y tener vientos favorables para atacar Troya, Agamenón debía sacrificar a su hija. Nadie dudó de lo que los videntes decían y fue el mismo Agamenón quién le quitó la vida a su hija en honor de la deidad.


Leónidas, rey de Esparta, consultó al oráculo antes de marchar a la guerra, tal como lo marcaba la tradición. Algunas versiones dicen que el oráculo vaticinó que Esparta sólo podía ser salvada con la muerte de uno de sus reyes. Leónidas dijo "Yo soy ese rey" y marchó a la guerra con pocos hombres para reducir el número de bajas en una batalla que ya sabía perdida. Otras versiones dicen que el oráculo le prohibió al rey ir a la guerra, pero Leónidas no hizo caso y marchó igualmente. Sea cual fuese el mensaje del oráculo, Leónidas murió en Termópilas peleando contra el ejército Persa.


La mitología está plagada de casos de mensajes divinos a los que había que escuchar para no ganarse la ira de los dioses. Bien se sabe que la mitología es mitad verdad y mitad fantasía. Historias adornadas con poesía para dibujar metáforas que sirven cómo fábulas con moraleja.


En aquellos tiempos los mensajes ocultos eran no ir contra lo que estaba destinado a ser, ser un hombre de bien y cumplir con lo que se promete, respetar a los dioses y sus designios.


Hoy, por suerte, nuestras creencias ya no son tan terribles como sacrificar una persona para tener vientos favorables. Los dioses modernos ha reducido su crueldad y el oráculo, representado por los medios de comunicación, nos auguran tiempos propicios sólo con no romper las cadenas de mails. Los sueños ya no anuncian el futuro, si no que describen nuestra personalidad y revelan nuestros deseos ocultos.


Parece que los mitos, al igual que la energía, no se pierden si no que se transforman. Quizás con el tiempo las historias se distorsionen y futuras generaciones dirán que un dios llamado Google pedía sacrificios humanos para brindar al cybernauta un buen porvenir en sunavegación por la Web.