Señores políticos de la República Argentina:
Ayer, 10 de diciembre, se conmemoraron 26 años del retorno de nuestro país a la democracia, ya que ése mismo día pero de 1983 Raúl Alfonsín asumió la presidencia de la nación de manera democrática luego de la dictadura.
Viendo lo que es la democracia hoy en día en nuestro país debo reconocer que siento una profunda y sana envidia por la forma que la misma democracia tiene en otros países. Sería sencillo encontrar diferencias con países del primer mundo que tienen una más larga historia y llevan más tiempo limando el sistema, pero no les pido que vayamos tan lejos y simplemente crucemos las fronteras para ver cómo funcionan las cosas en nuestros países vecinos.
Del conjunto de países formado por Chile, Bolivia, Paraguay, Brasil, Uruguay y Argentina, sólo en Argentina y Paraguay los presidentes han perdido considerablemente el apoyo de la gente y la buena imagen que tenían al asumir sus cargos.
En Chile Michelle Bachelet asumió su cargo con una imagen positiva muy baja y hoy supera el 70% de imagen positiva.
Lula da Silva, en Brasil, asumió su cargo como presidente en 2003 con el 61% de los votos, en 2006 inició su segundo mandato tras la reelección y hoy en día tiene el 69,9% de imagen positiva.
Hace pocos días el pueblo Boliviano volvió a elegir a Evo Morales como su líder, a pesar de los conflictos que tuvo con los sector más ricos del país, con más del 60% de los votos.
También hace poco pero en Uruguay, Tabaré Vázquez terminó su mandato con el 71% de imagen positiva y dejó su lugar a José Mujica.
Por su parte Fernando Lugo perdió notablemente su imagen positiva cuando tras asumir como presidente de Paraguay empezaron a aparecer un supuesto hijo no reconocido que habría sido gestado cuando Lugo aún era sacerdote.
En Argentina Cristina Kirchner asumió el cargo con una imagen positiva del 70% y en poco menos de 6 meses, tras el conflicto con el campo, su imagen sufrió una caída estrepitosa y hoy está en un 23% sin miras de mejorar a futuro.
Como ciudadano reconozco que la confianza en los políticos se agotó hace tiempo y que la paciencia es muy poca. Pero es que ustedes no hacen más que doblar, y hasta quebrar, las reglas para que jueguen a su favor perjudicando el funcionamiento de la democracia.
Ser candidato de un partido, y cambiar de partido luego de salir electo. Perder las internas y formar un partido nuevo para ser candidato. Candidaturas testimoniales. Son sólo algunas de las tretas que utilizan para salir siempre ganando y, como efecto colateral, de a poco ensuciar la democracia que tanta sangre nos costó.
En las recientes elecciones presidenciales de la República Oriental del Uruguay, los candidatos mostraron sus propuestas y a pesar de las distintas ideas políticas de los candidatos todos estaban de acuerdo en algo: trabajar juntos para sacar al país adelante. En los últimos años las elecciones en Argentina se basan más en tirar basura a los rivales que tratar de proponer plataformas de trabajo para mejorar el país.
Como ciudadano me siento defraudado y como votante estafado por la clase política. Creo que es hora de que se pongan serios en lo que tienen que hacer, y que sea para el bien del pueblo. Basta de pensar en el bien personal y comencemos a pensar en la mejor forma de sacar el país adelante entre todos y para el bien de todos. Que los cambios sean para el bien de la mayor cantidad de habitantes posibles, y no para los pocos con poder.