viernes, 12 de junio de 2009

Palabras

Abrí la canilla y no salió nada. Sentí un ruido en la cañería cada vez más fuerte, como si rápidamente se fuese acercando. Al llegar al final del recorrido demoraron unos segundos, decidiéndose a dar el último paso, y por fin tus palabras empezaron a salir.


Salieron a montones, empujándose unas a otras. Palabras malas y buenas, viejas y nuevas. Palabras de amor y palabras de odio.


Salpicaron todo. Dejaron su húmeda huella en todas partes y me empaparon de nostalgia.


De a poco se fueron agotando, gotearon y se acabaron.


Esperé a que volviese el ruido esperanzador y viniese una segunda oleada de palabras que me hicieran recordar viejos tiempos, pero no pasó.


Tomé un trapo mojado y lo guardé con mucho cuidado, con cuidado de no escurrirlo por ser esas las últimas palabras tuyas que me quedan.